Alejandro Cruz En medio de la crisis global de la pandemia de COVID-19 que ha sacudido al mundo en los últimos años, se ha vuelto evidente que la salud mental también se encuentra en un estado de emergencia silenciosa. A medida que luchamos contra el virus, otro desafío igualmente significativo se está gestando: la próxima pandemia será de salud mental. En este artículo, exploraremos el impacto de la pandemia en la salud mental, cómo esta crisis puede convertirse en una pandemia en sí misma y las medidas que debemos tomar para enfrentar este desafío de manera efectiva.
1. La Pandemia Dentro de la Pandemia
Si bien la pandemia de COVID-19 ha tenido efectos devastadores en términos de salud física y económica, también ha desencadenado una crisis de salud mental a nivel global. El aislamiento social, la incertidumbre laboral, el miedo a la enfermedad y la pérdida de seres queridos han llevado a un aumento significativo en la ansiedad, la depresión y otros trastornos mentales. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que la salud mental es una de las principales preocupaciones relacionadas con la pandemia.
Investigadores de la Universidad de Boston de los Estados Unidos advirtieron que la próxima pandemia afectará la salud mental y neurológica. Si bien, el confinamiento al que han estado sometidas millones de personas en el mundo ha logrado contener al coronavirus, sus consecuencias en términos de salud mental pueden alcanzar serias proporciones. Problemas conductuales, ansiedad y depresión se desarrollarán en pacientes afectados por la COVID 19. Especialmente severo puede ser el síndrome de estrés agudo. Las consecuencias neurológicas, tales como confusión mental, trastornos del habla, del equilibrio, enfermedad vascular cerebral y encefalitis, tendrán un impacto en el corto y largo plazo. Los neurólogos advirtieron que después de la gripe del año 1918 se desencadenó un síndrome parkinsoniano en pacientes afectados por esta infección. Hay que estar a la expectativa de estas situaciones que tendrán una dimensión de salud pública.
2. Las Causas de la Crisis de Salud Mental
La pandemia ha exacerbado varias de las causas subyacentes de la crisis de salud mental, incluyendo:
Aislamiento Social: Las medidas de distanciamiento social y las cuarentenas han llevado al aislamiento social, lo que puede aumentar la soledad y la depresión.
Estrés Económico: La pérdida de empleo y la inseguridad económica han generado niveles elevados de estrés financiero.
Miedo a la Enfermedad: El temor a la infección por COVID-19 ha provocado ansiedad generalizada.
Pérdida y Duelo: La pérdida de seres queridos sin la posibilidad de despedirse adecuadamente ha aumentado la experiencia del duelo complicado.
Acceso Limitado a la Atención Médica: La interrupción de los servicios de salud mental debido a la pandemia ha dificultado que las personas accedan a la atención que necesitan.
3. La Próxima Pandemia: Crisis de Salud Mental
Si bien las restricciones y el impacto económico de la pandemia de COVID-19 han sido extraordinarios, es importante reconocer que la crisis de salud mental ya estaba en marcha antes de la llegada del virus. El estrés crónico, la soledad y la falta de acceso a la atención psicológica son problemas que han ido en aumento en la sociedad moderna.
La verdadera preocupación radica en que estas condiciones preexistentes, exacerbadas por la pandemia, pueden generar una «pandemia» independiente de problemas de salud mental. Ya estamos viendo un aumento en las tasas de trastornos de ansiedad y depresión, y es probable que las consecuencias a largo plazo de esta crisis perduren mucho después de que la pandemia de COVID-19 esté bajo control.
4. Las Consecuencias de una Pandemia de Salud Mental
Una pandemia de salud mental tendría consecuencias devastadoras en varios aspectos:
Impacto Individual: Las personas que luchan con trastornos mentales pueden experimentar un sufrimiento aún mayor, lo que afectaría su calidad de vida y su capacidad para funcionar en la sociedad.
Carga en el Sistema de Salud: Los sistemas de atención médica ya sobrecargados tendrían que hacer frente a una demanda aún mayor de servicios de salud mental.
Impacto Económico: La pérdida de productividad y el aumento de los costos de atención médica relacionados con la salud mental podrían tener un impacto económico significativo.
Impacto Social: Una población con una salud mental deficiente podría experimentar un aumento en la delincuencia, el abuso de sustancias y la inestabilidad social.
5. Abordar la Crisis de Salud Mental
Es imperativo que abordemos la crisis de salud mental de manera proactiva y efectiva. Aquí hay algunas medidas que pueden marcar la diferencia:
Mayor Acceso a la Atención: Debemos mejorar el acceso a los servicios de salud mental y eliminar las barreras que impiden que las personas busquen ayuda.
Educación y Concientización: Promover la educación sobre la salud mental y reducir el estigma asociado con los trastornos mentales.
Apoyo Social: Fomentar la construcción de comunidades solidarias y redes de apoyo para combatir el aislamiento social.
Apoyo en el Lugar de Trabajo: Las empresas pueden desempeñar un papel crucial al ofrecer programas de bienestar mental y reducir las expectativas de trabajo excesivas.
Políticas Gubernamentales: Los gobiernos deben asignar recursos y desarrollar políticas que aborden la crisis de salud mental de manera integral.
6. Cómo preparar a la comunidad frente a las amenazas de Salud Mental
Los científicos sugieren los siguientes tres pasos que prepararían a las comunidades frente a estas amenazas:
Primer paso: Planificar los problemas que se desprenden de la soledad y el aislamiento y buscar estrategias para hacerles frente. En este sentido las tecnologías digitales prometen ser un arma muy efectiva, pero que deben ser más ampliamente utilizadas por grupos tales como iglesias, gimnasios, estudios de yoga, etc. Las empresas también deberán ofrecer a sus trabajadores tecnologías virtuales que les permitan efectuar sus labores desde los hogares. Igualmente, las escuelas deberán emprender en un cambio del paradigma educativo para ofrecer clases online.
A pesar de implementar todas estas medidas, seguirán existiendo segmentos de la población que persistan en el aislamiento y la soledad y sus consecuencias en la salud mental.
Segundo paso: Desarrollar mecanismos para vigilar, informar e intervenir, sobre todo en lo que se refiere a violencia doméstica e infantil. Es preciso diseñar sistemas para balancear la necesidad del distanciamiento social con la disponibilidad de lugares seguros en los que las personas en riesgo de violencia doméstica puedan ser acogidas.
Tercer paso: Fortalecer ahora los servicios de salud mental y neurológica en preparación frente a los retos que enfrentamos con la pandemia por coronavirus.
La participación de la comunidad será crucial para proporcionar ayuda psicológica de emergencia y compartir experiencias para dar apoyo a los que lo requieran.
7. Conclusión
La próxima pandemia no será necesariamente un nuevo virus, sino una crisis de salud mental que se ha estado gestando durante años y que se ha exacerbado por la pandemia de COVID-19. Debemos reconocer la importancia de la salud mental y tomar medidas efectivas para abordar esta crisis de manera proactiva. Al hacerlo, no solo mejoraremos la calidad de vida de las personas, sino que también construiremos una sociedad más fuerte y resiliente en el futuro. La salud mental es una parte fundamental de nuestra existencia, y no debemos dejar que la próxima pandemia la ignore.
Autor: MSc. Alejandro Cruz
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